Muy a nuestro pesar,
abandonamos las islas Perhentian. Marcharnos fue una decisión que
íbamos posponiendo casi cada día, hasta que pasadas dos semanas
cogimos el bote que nos llevó al continente y de allí un autobús a
Kuala Terengganu. Nos fuimos, eso sí, con el propósito de volver.
Hemos estado en otras
islas y en otras playas, pero quizás sea aquí donde más hayamos
disfrutado. Muy cerca de la orilla puedes bucear entre corales y
multitud de peces de todos los tamaños y colores. ¡Qué pena no
haber tenido una cámara submarina! También nadamos con
tortugas y Jon se quedó con las ganas de nadar con tiburones. El
día que nos llevaron al lugar por donde suelen andar, estaba plagado
de unas medusas de color amarillo y largos tentáculos que hacen
unas picaduras bastante fastidiosas. Sin embargo se desquitó de
alguna manera cuando se decidió por el buceo con bombona. La
experiencia de poder ver tan de cerca la vida marina le encantó,
sobre todo la segunda vez que estaba más relajado.
Por otro lado, en el
Mama´s nos sentimos tan a gusto como en casa y la familia que lo
regenta solía bromear con nosotros diciéndonos a ver si nos íbamos
a quedar a vivir allí . Un pequeño paraíso y gente estupenda con
quien compartirlo, María, Ahmad, Tiziana, Danilo .. No daban ganas de
irse nunca.
Nuestro bungalow en Mama´s |
Hemos visto lagartos
enormes y más pequeños, murciélagos tamaño XXL, zorros voladores,
águilas pescadoras y otras aves de multitud de colores y tamaños,
ardillas, monos, mariposas grandes como pájaros...Cada vez que había
un corrillo de turistas es que andaba por allí algún bicho raro...
Lagarto monitor |
Todas las noches mientras
estábamos en el porche de nuestro bungalow leyendo, jugando a cartas
o sin más, dejando pasar el tiempo, solíamos escuchar el canto casi
hipnótico que entonaban desde la mezquita del único pueblo que hay
en las islas. Y a partir de las diez de la noche se instalaba el
silencio, únicamente interrumpido por los sonidos de la jungla.
El "village" en Perhentian Islands |
En Perhentian cogimos
otra vez el barco ultrarrápido que nos dejó en Kuala Besut y nos
dirigimos a la parada del bus local que nos llevaría hasta Kuala
Terengganu. Tuvimos que esperar bastante tiempo, pero es la opción
más barata. Llegamos en apenas dos horas y después de comer nos
pusimos a la tarea de buscar alojamiento. Fue costoso encontrar algo
decente a buen precio y al final nos quedamos en una guest house
bastante alejada del centro de la ciudad.
Mezquita de cristal de Kuala Terengganu |
El 4-0 de la Eurocopa. Auténtica pasión por el fútbol... |
Batik. Telas pintadas a mano. |
A decir verdad Kuala
Terengganu no es una ciudad bonita. Al menos a nosotros no nos ha
gustado demasiado. Lo mejor, sin duda, la gente que vive allí. Es
estupenda. Aprovechamos para ir al mercado y comprar el batik, muy
típico de esta zona. Otro día cogimos autobús y barco y nos fuimos
a pasar el día a una pequeña isla llamada Pulau Kapas. Una vez
allí nos recorrimos las playas caminando, y nos tiramos en las
tumbonas que nos ofrecieron en Captain´s Longhouse , donde además nos
invitaron a un coco.
Lo único malo fue que no
nos pudimos bañar. Lo intentamos, pero casi inmediatamente Silvia
empezó a notar en las piernas como si le estuvieran clavando agujas
y al salir tenía unas cuantas picaduras. No sabemos muy bien qué es
lo que había en el agua pero por si acaso no nos volvimos a meter.
Los de la guest house nos dijeron que a veces solía suceder por las
mañanas y les entendimos algo así como que eran crías de medusa.
Pulau Kapas |
Pulau Kapas |
De Kuala Terengganu nos
fuimos a Cherating un poco más hacia el sur, en la costa este. Es un
pueblo de apenas una calle con restaurantes y alojamientos, la
mayoría de ellos estilo cabaña. La playa es inmensa y tiene un
ambiente muy malayo. Una noche hicimos un recorrido en barco por el
río para ver miles de luciérnagas que iluminaban los árboles como
si fueran luces de Navidad y se nos posaban en la ropa y en el pelo.
Lindo pajarraco en Cherating |
Cherating |
Malayos disfrutando en su playa de Cherating |
Y desde aquí volvimos a
Kuala Lumpur. Después de haber pasado el último mes en plena
naturaleza, esta vez la ciudad nos pareció caótica, estresante y
sucia. Nos reencontramos con Josu y Rober, de Bilbao, a los que
conocimos en Vietnam y que estaban acompañados por Aitor y Keiko. En
la guest house conocimos a Emma y Thomas una pareja de viajeros con
mayúsculas y con los que conversar fue un auténtico lujo por su
humildad, su firmeza de convicciones y porque hablar con ellos es
sinónimo de aprender.
Los últimos cuatro días
en Malasia, los hemos pasado en Melaka. Volvimos a la misma guest
house de la vez anterior y recorrimos tranquilamente sus calles
atiborradas de turistas, para comprar los típicos recuerdos de
viaje. También quedamos con Sara, una chica malaya que conocimos
gracias a Cristina . Ésto quizás no deberíamos contarlo, más que
nada por la honrilla de Jon, ja,ja... pero estuvimos viendo en
directo la final de “Operación Triunfo” (Astro Star Quest 2012) a lo malayo, que se
celebraba ese fin de semana en esta ciudad y que atrajo a un montón
de enfervorizados fans a la ciudad.
Y así, casi sin darnos
cuenta, hemos dejado atrás otro país. Uno que no teníamos previsto
visitar y en el que finalmente hemos estado más de mes y medio. De
Malasia nos ha sorprendido su gran diversidad de razas, culturas y
religiones. Lo que más nos ha gustado son sus islas, su mar color
turquesa, las playas casi desiertas, la naturaleza desbordante de sus
bosques y, por supuesto, la amabilidad de los malayos.
Ahora nos dirigimos a
Singapur, para estar los últimos cuatro días de este viaje que se
está terminando...
2 comentarios:
Bua!! Voy a hacer una hucha para irme de vacaciones a las islas Perhentian. K pasada de lugar!!
¡Y luego dicen que los paraísos no existen!. Pues parece ser que las tales islas Perhentian son unas de sus sedes terrestres.
Ya veo que los "bicharracos" no escasean por allí. Murciélagos de la fruta (esos zorros voladores de una de las películas de Indiana Jones), pajarracos exóticos, lagartones, en fin, toda una serie de encantadores animalitos, entre los que el bicharraco más gordo de todos (Jon) se habrá sentido como en casa.
Una pena la marcha de las islas del paraíso. En esta vida, todo empieza y todo acaba, pero si acaba bien, pues mejor, y más si es con la certeza de que algún día se pueda volver.
Llevais diez meses fuera de aquí. Os envidio, pues os estais librando de convivir con palabrejas tales como: prima de riesgo, bonos tóxicos, Fürer Merkel, capitalismo salvaje, recortes, pérdidas de derechos, crisis, crisis, crisis...En fin, que al volver por estos lares, al menos vuestros cerebros se regodearán en esos miles de momentos buenos que los viajes de semejante magnitud reportan.
Y ahora a Singapur. Os vais a cepillar toda Asia a este paso ¡Dejad algo para otra vez!. A ver si el colofón a vuestra larga aventura es digno de ocupar un lugar de honor en vuestros recuerdos. Yo, esperando al 31 de julio para desaparecer de aquí, y largarme con Gurutze veintitantos días al Pirineo central (Benasque), a mis queridos Pirineos, mi paraíso cercano, donde los lagos de las alturas, con sus silencios, su intenso azul y su quietud le hacen a uno olvidarse de todo. Donde las quebradas cumbres te transportan al liviano cielo azul, desde cuyas atalayas los valles quedan bajos, muy bajos, tanto como la miseria humana que se difumina en ellos. A la vuelta, me imagino que vosotros estareis aquí, o cerca de volver. Espero con ansia ese momento, el reencuentro y las interminables charlas que surjan de él. Mientras, a disfrutar de lo que queda, a gastar la mina del lapicero que cada vez se va quedando más pequeño. Ese lapicero con el que escribís en oro vuestras vivencias. A vivir con intensidad, y a recordar que solamente somos los viajeros de un universo en el que nuestro pequeño gran planeta navega en la deriva de nuestra gran galaxia. Así que todos somos viajeros, aunque no nos movamos del sitio, y así tenemos que transmitirlo a los demás. Nuestro viaje por la vida es el que nos tendría que hacer ver que la vida debería de ser mucho más sencilla de lo que creemos. Que la austeridad no es sinónimo de pobreza, y que la verdadera riqueza se esconde en el interior de cada uno. Con estas reflexiones me despido por hoy, deseando que vuestra última etapa de este grandioso viaje sea lo más fructífera posibel. ¡Besarkada aundi bat!, eta beste bat arte.
Xabi Mendizabal.
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