jueves, 10 de noviembre de 2011

Un encuentro inesperado en Udaipur

Para llegar a Udaipur, cogimos un autobús desde Ajmer. En la estación, había un hombre que se encargaba de abrir el maletero. Metimos las mochilas y nos dijo que teníamos que pagar veinte rupias cada uno. Le dijimos que ni hablar, que estaba incluido en el billete, pero como hacía ademán de sacarlas, llamamos a la agencia en la que lo habíamos comprado. Ya no nos volvió a pedir más dinero. Probablemente la llamada nos salió más cara que darle las cuarenta rupias, pero ya se ha convertido en una cuestión de que no nos tomen el pelo en cada momento.

Era la primera vez que cogíamos un autobús en India y aunque las literas estaban bastante sucias, extendimos nuestros pareos y sacos sábanas y a dormir (el que pueda, porque el autobús pegaba unos saltos...). Aunque no tenía aire acondicionado, como por las noches refresca y con el movimiento se abría la ventana, hacía una rasca que tuvimos que sacar los forros polares. Por lo demás nos pareció bastante cómodo y desde luego viajas en completa intimidad. Se trata de una cama doble que va en un compartimento (no apto para claustrofóbicos) que queda totalmente aislado con cristal y cortina.

Cuando llegamos al Dream Heaven Guest House, nuestro alojamiento en Udaipur, todavía era de noche y un empleado del hotel que de lo dormido que estaba, ni tan siquiera se enteró de nuestra llegada, nos dijo que teníamos que esperar a las diez de la mañana para hacer el check-in. Faltaban todavía cinco horas así que nos dejó que esperáramos en la terraza del hotel, que tiene una de las mejores vistas del lago y desde donde vimos el amanecer.


Vista desde el Dream Heaven

Este día estuvimos comiendo en un restaurante en el que coincidimos con dos chicas catalanas que habían estado viajando por el sur de la India. Esta era su segunda visita y nos aseguraron que este país engancha. La verdad es que nos echamos unas risas compartiendo experiencias de viaje.

Al día siguiente nos sucedió algo extraordinario. Caminando por una callejuela en busca de un "haveli"(vivienda tradicional), un hombre sentado a la puerta de su casa, se dirigió a nosotros, preguntándonos a ver si le podíamos traducir un texto del español al inglés. Le dijimos que sí y nos invitó a entrar a su casa. Nosotros estábamos un poco con la mosca detrás de la oreja, porque nuestras experiencias con los indios no han sido en general muy positivas, sin embargo podemos decir que éste fue sin duda uno de los días más especiales del viaje. Laxmikant, que es como se llama este hombre, tiene cincuenta años y trabaja en el museo del palacio del Maharajá. No puede caminar y tiene ciertas dificultades para hablar, aunque ello no le impide saber inglés y chapurrear francés, japonés y castellano. Entre sus aficiones está la fotografía, haciendo colaboraciones para algún libro y la composición de música, que le ha permitido viajar a Japón, Francia y Hawai. Sin embargo lo que verdaderamente le define es que a pesar de sus incapacidades, está lleno de vitalidad y alegría. Tiene su propia filosofía de vida basada en la búsqueda de la felicidad y en vivir el presente porque "el pasado es historia, el presente un regalo y el futuro, un misterio" Si algo malo le sucede dice "C'est la vie" y luego añade "pero no se la metí" (es un cachondo) No le gusta hacer promesas, ni que se las hagan porque ¿cómo garantizar que se puedan cumplir? Practica el yoga y la meditación una hora cada día, y según él, es la razón por la que aparenta por lo menos diez años menos de los que tiene.

Nos invitó a un té y como a su casa no paraba de entrar gente, nos iba presentando a todos, tanto amigos como familiares. Nos preguntó a ver si teníamos algún plan para ese día y que estaría encantado de invitarnos a comer y acompañarnos a conocer la India de verdad, la que no visitan los turistas. Y así fue que estuvimos en el templo de los gitanos; paseamos por toda la ciudad en tuc tuc; fuimos al lago donde se encuentra el palacio del monzón; merendamos chapati y un guiso de cabra en la casa del conductor del tuc tuc, Fayyaz, en un barrio musulmán, en la que nos recibieron entre emocionados y curiosos un montón de niños; vimos elefantes circulando por las calles. Y Laxmi no paraba de preguntarnos "Are you happy?" con su sonrisa permanente. Para terminar el día cenamos en su casa y quedamos en volver a vernos dos días después para visitar con él el museo del palacio. Pero no pudo ser...




En casa de Fayyaz

Para nuestro tercer día en Udaipur, teníamos reservada una excursión a Ranakpur y Kumbalgarh. Quedamos a las ocho de la mañana con el conductor y se supone que no íbamos a estar de vuelta hasta las siete de la tarde. Sin embargo nada más comenzar el viaje, Silvia empezó a notar dolor de estómago. No le dió mucha importancia, pensando que se le pasaría, pero cuando llegamos a Kumbalgarh, dos horas más tarde ni siquiera pudo realizar la visita. El viaje de vuelta fue toda una odisea ya que la cosa fue a peor y cuando llegamos al hotel tenía algo de fiebre y diarrea. Eso sí, un par de días después ya estaba totalmente recuperada y con algún michelín menos...



Udaipur nos ha gustado mucho y no nos ha importado quedarnos algún día más, aunque fuera por este hecho desafortunado. Pero no nos vamos a quejar, son gajes del oficio... Nuestro siguiente destino son las cuevas budistas de Ajanta, en el centro de la India, y poco a poco, nos vamos acercando a nuestro destino más deseado, cerca del mar, al que también entre otras muchas cosas echamos de menos. Pero no hay que adelantar acontecimientos, como dice Laxmi, vivamos el presente, que es lo único que es verdaderamente nuestro.


Mujeres en el templo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Kaixo,

Espero, silvi, que estés totalmente recuperada de los retortijones.

Lo encuentros sorpresa suelen ser para mí los más agradecidos y los que más recuerdo. Y pensando sobre el vivir en el presente, se me plantea un dilema. Si el recuerdo es una imagen del pasado, ¿qué hago?

Muxu1,
Esti

Anónimo dijo...

KAIXO!
K AMBIENTAZO KAMELUEN FESTAN TA K MAJO EL PAISANIN!
IA HORRELAKO GEHIAGO AURKITZEN DITUZUEN BENETAKO INDIA EZAGUTU AHAL IZATEKO.
ZER MODUZ DOAZ DIARREA HORIEK? NOIZBAIT ZERBAIT BIDALTZERIK (BOTIKA...) BEHAR BADUZUE ESKATU LASAI. PENTSATZEN JARRITA EZ DAKIT IRITSIKO ZITZAIZUEN, INDIOEN JARRERA IKUSITA.
AGIAN GUK ERE, BERAIEN MODUAN ERREAKZIONATUKO GENUEN,DIRU PIXKAT LORTZEKO, BERAIEN EGOERA PREKARIOAN AURKITUKO BAGINA BAINA KE PESADITOS EH?
ESTI: SI EL RECUERDO YE BUENO, VIVELO EN EL PRESENTE Y SI ES MALO DEJALO OLVIDAR EN EL PASADO.
BESINOS DESDE ASTURIES

LARRAITZ

Xabier Mendizabal dijo...

Kaixo bikote.

Bonitas experiencias, exquisitamente relatadas por Silvia, de la que no esperaba esa facilidad literaria para relatar sus experiencias viajeras. Los encuentros inesperados son los mejores, pues en ellos se producen experiencias espontáneas, llenas de plenitud y novedad impronta, esa impronta que seduce los sentidos y enriquece las experiencias vitales.
La filosofía que acompaña a las vidas de tantos millones de personas, a las que muchos, en su prepotencia occidental, se creen superiores, por poseer cosas y vivir en ese pedestal insultante de egoísmo ególatra y materialista, esa filosofía de sonrisas perpétuas, de los que "nada" poseen, pero que nos da mil vueltas en espiritualidad, en su sencillo concepto de la vida y la muerte, que van inexorablemente unidas, en nuestra corta experiencia vital. Los imprevistos que se presentan, en forma de retorcijones se solventan, según lo veo, con facilidad, gracias en parte a que, una vez pasadas las primeras semanas, uno se va aclimatando y haciéndose más resistente. Bebidas y comidas diferentes, aires diferentes, bacterias y virus diferentes, a los que los acomodados organismos occidentales no están acostumbrados. Por lo demás, os veo bien, aprovechando vuestro día a día aventurero, inquieto y lleno de sorpresas y bonitas fotos.
Esperais inquietos la llegada triunfal a un mar que echais de menos. Eso me recuerda a mi particular aventura en solitario, cuando crucé los Pirineos, y mis últimas etapas las hacía con la impaciencia propia de quien veía que la llegada al mediterráneo era la culminación de un sueño de superación personal, de un sueño de paisajes, de humanidades y de grandes espacios abiertos. Un sueño, en diferente escala al vuestro, pero sueño al fin y al cabo. Ese sueño culminará para vosotros cuando las olas que rompen en las costas más al sur de la península Indostánica sean vuestra melodía, la melodía más bonita que hayais oído en vuestra vida. Un triunfo rodeado de experiencias inolvidades, y culminado por una nueva forma de concebir la vida, más serena, más sencilla y más humana, si cabe ya en vuestra honestidad que día a día os ha acompañado en vuestra experiencia vital. Suerte, salud y aventuras, muchas aventuras. Os seguiré en vuestro viaje, sentiré como mía vuestra experiencia viajera, contemplando vuestras fotos, leyendo, imaginando y viajando virtualmente con vosotros. Un abrazo desde la "cercana lejanía".

Xabi.

Anónimo dijo...

Qué bonita historia!!! Es una pena que no hayáis puesto una foto de vuestro amigo inesperado, ya que es un gran protagonista de vuestro escrito... pero seguro que la tenéis y la veremos.
Las niñas de la foto son guapísimas con unos ojos de encanto.
A ver si aprendéis mucho Yoga y meditación, pues es muy saludable y bonito y luego me lo contáis jejeje. Practicad, practicad que estáis un poco duros y necesitáis estirar y relajar cuerpo y mente para asimilarlo todo mejor jijiji.
A la pregunta de mi querida Esti, yo diría que si viene un recuerdo, evidentemente al ser producto de la memoria, es pasado, debemos obervar sin tratar de cambiar, manipular, rechazar, aceptar... observar sin poner nombres o etiquetas, sin juzgar... sólo así deja de actuar nuestro ego que condicionado está y pasamos a observar la esencia de todo y empieza a actúar "lo otro".

Bueno, ahora me voy a la peluquería que me he quedado calvo de tanto pensar jajaja.

Besitos gordos de vuestro seguidor.

Ander.