jueves, 19 de julio de 2012

Nos vemos...

Parece mentira que hayan pasado diez meses desde que cogimos el avión en Bilbao. El primero de tres que nos llevarían hasta Kathmandú. Cuántas incertidumbres, miedos y emociones la víspera de irnos y algunos meses antes, cuando la decisión de hacer este viaje empezó a ser cada vez más real. Ahora, en cambio, cuando apenas nos quedan unos horas para volver , lo que nos parece irreal es precisamente nuestro regreso. Nos ha costado mucho hacernos a la idea, porque no lo vamos a negar, viajar engancha y pareciera que no cansa nunca ir de un lado para otro, hacer y deshacer la mochila, ver y descubrir gente distinta, paisajes y ciudades. Nos íbamos para un año, pero el presupuesto nos ha dado para diez meses, tampoco está nada mal.

Al principio las cosas no resultaron fáciles. Tuvimos que adaptarnos al ritmo del viaje y a un entorno totalmente diferente al nuestro. A los pocos días de llegar a Nepal, un terremoto nos sorprendió en una tienda de Kathmandú. Los escasos segundos que duró el movimiento se nos hicieron largos, aunque no éramos demasiado conscientes de lo que estaba sucediendo. Luego, después de haberlo vivido, se instaló por unos días la incertidumbre y el miedo a que se volviera a repetir. El monzón también nos las hizo pasar canutas. Después de una auténtica odisea por carretera o lo que quedaba de ella, para llegar a Dumche, los primeros días de trekking por Lantang fueron muy complicados. Sin parar de llover durante las seis o siete horas de caminata, lo peor eran los peligrosos desprendimientos que cortaban el camino y lo hacían tremendamente inestable. Fue en estos momentos cuando fuimos más conscientes de que, cuando crees que ya no puedes más, por el cansancio, la tensión y en mi caso el miedo a que me fallara un pie y me perdiera en aquellas aguas bravas que bajaban enfurecidas arrastrando todo a su paso, sacas fuerzas de donde sea para seguir adelante. Nunca, como en este remoto lugar, me he sentido tan indefensa y tan a merced de la naturaleza. Aquí aprendimos el verdadero significado de la palabra solidaridad. Demasiadas emociones fuertes en los primeros quince días de viaje, pero por otro lado, estamos convencidos de que nos sirvieron para afrontar mejor otro tipo de situaciones que se dieron en los meses siguientes. A veces, mientras caminaba hundiendo el pie en el barro y temiendo la siguiente complicación, pensaba “quién me habrá mandado a mí hacer ésto” y me acordaba de mi madre a la que prometí no correr ningún riesgo. Fueron éstos los únicos momentos en que este pensamiento se cruzó en mi cabeza. Sin embargo, cuando el tiempo mejoró y empezamos a ver la majestuosidad de las cumbres nevadas, sentí que había merecido la pena y también que no somos nada en medio de esa inmensidad.

Aunque la India, que fue el siguiente país también nos puso a prueba, superados los dos primeros meses de viaje, todo empezó a ser sencillo y relajado. También los siguientes destinos eran países más fáciles en todos los sentidos: Vietnam, Camboya, Laos, Tailandia, Indonesia, Malasia y Singapur. Nos acomodamos perfectamente a la rutina del viaje. Las horas de autobús ya no parecían tantas, ni los autobuses tan viejos, ni las carreteras tan malas. Los noodles y el arroz en sus diversas variantes se convirtieron en dos elementos básicos de nuestra dieta. El calor, el sudor, los mosquitos, las trombas de agua, las frutas tropicales, los cocoteros, la jungla, las pagodas, los monjes budistas, los divertidos tuc tucs, diferentes en cada país y a veces incluso dentro de un mismo país, los sombreros cónicos, los puestos de comida callejeros, los mercados nocturnos, las casas flotantes, los arrozales, el regateo, etc... ya formaban parte de nuestra nueva vida, como tantas otras cosas y personas que conocimos y fuimos dejando atrás... Podríamos seguir y no parar.

308 días, 95 alojamientos y unos 56.000 kilómetros recorridos en todo tipo de vehículos, han dado para ver cosas increíbles y quedarnos con la boca abierta. Hemos llorado y nos hemos desternillado de risa. También nos hemos enfadado con el mundo y con nosotros mismos. Pero no cambiaríamos ni un sólo minuto de lo vivido. Es más, creemos que hacer ésto ha sido una de las mejores decisiones de nuestra vida. Cuando nos fuimos mucha gente nos decía que íbamos a volver muy cambiados. Nosotros no sentimos que sea así, no creemos ser mejores personas, ni haber aprendido grandes cosas. Lo que sí podemos decir con absoluta rotundidad es que hemos sido tremendamente felices y que cuando miramos atrás no podemos dejar de sonreír y nos brillan más los ojos. Así que sólo podemos dar gracias a la vida, a nuestras familias y amigos por su apoyo, y decir a todo aquel que haya tenido algún día un sueño como el nuestro, que todos tenemos miedo, pero que no se deje vencer por él, que se lance y ponga su mundo al revés, porque lo que le espera es maravilloso.

6 comentarios:

Xabier Mendizabal dijo...

¿Ya os volveis?. Os esperaba más tarde, pero bueno, qué carajo, ¡DIEZ MESES!, 56.000 kilómetros (más de una vuelta al mundo, o 1/7 parte de la distancia entre la Tierra y la Luna, o más de mil veces la distancia de ida y vuelta entre vuestro pueblo y el mío), o lo que es lo mismo, 70 veces más que mi odisea de cruzar el Pirineo desde un mar al otro. Sin duda, este viaje, aunque no os haya cambiado sustancialmente, sí os hará ver las cosas cotidianas de una forma diferente, pues habeis conocido lugares tan diferentes, tan pobres y tan ricos a la vez, que por fuerza muchos de los conceptos que aquí damos por sentados se transforman cuando uno holla mundos tan diferentes al nuestro, y a la vez tan iguales en el fondo de lo que nos marca la pura esencia humana. Ahora toca adaptarse, recibimientos, reencuentros (entre los que espero encontrar un hueco de honor), y recordar vivamente y por mucho tiempo la aventura más importante de vuestras vidas. Ahora toca volver a casa, y pensar que quizá alguna otra vez...Otros lugares, otros sueños...El mundo es grande y pequeño al mismo tiempo. Soñar es libre, igual que aquel sueño que forjasteis en vuestras cabezas y un día de septiembre del pasado año hicisteis realidad. La vida sueño es, solo que nosotros, en nuestros conceptos cuadriculados, la disfrazamos de pesadilla. Hagamos de ella un sueño, tan bello y tan real del que nunca queramos despertar. Un abrazo virtual, y espero que pronto real. Hasta pronto.

Xabi Mendizabal.

Anónimo dijo...

MILA ESKER ZUEN HITZEN BIDEZ, GU ERE EMOZIONATZEA LORTZEAGATIK.
ZUEK BAI JAKIN MADALENETAKO, HEMEN!!!!!!
LAISTER ARTE!!!!!!!




LARRAITZ

Anónimo dijo...

Me he emocionado leiendo vuestro relato de nos vemos....se me han puesto los pelos de punta. Somos una pareja que tenemos la idea de marxarnos a finales del 2013 estamos ilusionados y en el proceso de estalviar dinero... jejeje si no es mucho curiosear....cuanto os habéis gastado por pareja o persona??? alguna suggerencia???? muchas gracias!!!!!!!!! Núria

Anónimo dijo...

Enhorabuena chavales por haber cumplido vuestro sueño.

Bayon dijo...

Al leeros no puedo más que decir que estoy completamente de acuerdo. Hice un viaje similar por Asia de 9 meses y regresé en junio de este año y no veo el momento en el que realizar otro!!
Parece que no, yo tampoco lo creia, pero con el tiempo yo creo que si que notas que algo ha cambiado.

Un saludo,

http://memoriasdeasiablog.blogspot.com.es/

Anónimo dijo...

y este ultimo relato culmina un viaje de 10 meses, leer esto a sido como ponerse en vuestra piel en determinados momentos
para mi increible y te quedas sin palabras ante este viaje sin prisa

FELICIDADES por haber hecho realidad vuestro sueño!