martes, 11 de octubre de 2011

Pokhara

Hace un par de días que llegamos a Pokhara, y para cubrir la distancia desde Kathmandu hasta aquí (220 km.) tardamos siete horas y media, con un par de paradas para ir al servicio y comer. Así que ésto permite hacerse una idea de cómo son aqui las carreteras. Y eso que ésta es de las buenas, aunque claro, también hay que ver por dónde va... Esta vez pillamos bus turístico y las piernas de Jon notaron la diferencia

Cada vez que llegamos a un nuevo lugar, lo primero que hacemos es buscar alojamiento. Esta vez nos resultó bastante sencillo, ya que en la misma estación de autobuses había un montón de personas ofreciéndonos hoteles. Tras hacer caso omiso a unos cuantos, uno de ellos nos propuso llevarnos en taxi a su hotel y que, si nos gustaba y nos quedábamos, él pagaba el taxi. Nos pareció razonable y de momento, ha sido el mejor sitio en el que nos hemos alojado y por algo menos de 6€ la habitación.

Lo primero que notamos al llegar a Pokhara fue un intenso calor. Una vez que dejamos todo en nuestra habitación, al atardecer, salimos a estirar las piernas y llegamos hasta el lago. El paisaje es espectacular, colinas de exhuberante vegetación caen hacia el lago salpicado de barquitas de colores vivos. Y más arriba, las cimas nevadas del Himalaya, con el Machapuchare y el macizo de los Annapurnas, que en los días claros se reflejan en la superficie del lago, (aunque sólo lo hayamos visto en las miles de fotografías que nos ofrecen los vendedores ambulantes). Y si todo ello lo acompañas con una cervecita... Qué poéticos nos hemos puesto, ja, ja...


Por la mañana, tempranito, a eso de las siete y media (aquí nos levantamos antes que cuando íbamos a trabajar, ja, ja...) alquilamos una barquita y nos dimos una vuelta por el lago. Durante el paseo, el barquero, un chaval de 19 años, nos propuso una excursión para el día siguiente: visitar la Pagoda de la Paz Mundial. Teníamos toda la mañana por delante, así que decidimos ir a ver una cascada y una cueva que nos había recomendado el dueño de nuestro hotel. Como suele ser habitual, fuimos caminando. Grave error. El calor era insoportable y, como todavía no estamos acostumbrados (la que nos espera...), lo pasamos muy mal durante esa hora. Lo único que mereció la pena de ese arduo paseo, fue que pudimos realizar unas bonitas fotografías, porque , tanto la cascada como la cueva, nos parecieron las típicas atracciones para turistas sin demasiado interés. Después de lo visto, cogimos un taxi para no achicharrarnos definitivamente.




Hoy ha sido nuestro mayor madrugón hasta el momento. El despertador ha sonado a las cuatro de la mañana. Como para subir a la Pagoda de la Paz Mundial, hace falta cruzar todo el lago , habíamos quedado con el barquero a las cinco para subir a este templo budista. Nos habían dicho que las montañas cogían color dorado a la salida del sol, pero la niebla nos ha impedido ver este espectáculo. Hemos esperado como una hora a ver si levantaba, pero no ha sido posible. Hemos tenido tan mala suerte que ni tan siquiera hemos podido ver las fantásticas vistas que desde esa colina se observarían en un día despejado. La naturaleza es caprichosa y ante eso nada se puede hacer.

Ya tenemos los permisos para hacer un nuevo trekking por el Parque Natural de los Annapurnas y mañana salimos hacia allí. Estaremos como una semana por el monte, así que hasta entonces, ésto es to, ésto es to, ésto es todo amigos!...

5 comentarios:

Xabier Mendizabal dijo...

Los Annapurnas. Casi nada. Solo con verlos ya debe ser la leche. Suerte por esas montañas y a sacar fotos bonitas, para colgarlas aquí. Ondo segi.

Xabi.

Anónimo dijo...

Jon, el lago a nado!!!!! A ver esas fotos del templo, tienen que ser la leche!!!

flipado me teneis con los precios de los hoteles!!!

joseba b.

Anónimo dijo...

Buen viaje, campeones.Rezaré para que la madre naturaleza os deje disfrutar de la diosa de la abundancia.

Esti

Iñaki dijo...

No sé si los tobillos de Jon aguantaran tanta caminata jejeje. A ver si tenéis suerte con el tiempo y os sale un trekking majete, estamos deseando ver las fotos (aunque más desearíamos estar por allí de viajorro)Por cierto, al paso que vais, pronto os van a pagar por la habitación del hotel. Pues nada, regocijaos con la catarsis que vais a experimentar en esa cohabitación con el entorno, jornada tras jornada de disfrute sin parangón en un entorno grácil, diáfano, casi etéreo.
Lo dicho, ósculos de mi conyuge y de nuestro primogénito.

Anónimo dijo...

donde estais pareja? os habeis hecho budistas?

joseba b.